El coaching ofrece una serie de consideraciones a tener en cuenta a la hora de planear nuestros objetivos, que son de gran utilidad, sobre todo si nuestro destino es Ítaca. Se recogen en el acrónimo CREMA, ya que deben ser:
C: cronometrados. Es decir, delimitados a un tiempo concreto. (No vale decir, me fumo uno y empiezo otra vez mañana, o como me quedan tantos meses me como el pastel y ya adelgazaré).
R: relevantes. Importantes para mí su consecución, mejor que conecten con mis valores, ya que si no es más fácil que desista en ello.
E: específicos. Mejor escribirlos para que sean claros y no lleguen a ambigüedades y posibles confusiones. La meta ha de ser clara.
M: medibles. Evaluables, si hemos dispuesto de criterios de evaluación de su consecución, sabremos a ciencia cierta el grado de éxito. Es mejor tenerlo claro desde el principio.
A: alcanzables. Realistas. Mi propósito debe de estar en mi zona de influencia, debe depender de mí y no de los demás. (Si me objetivo es aprobar el examen pongo en funcionamiento otros factores, como el criterio del examinador. Estudiaré todo lo que pueda, pero debo tener en cuenta que hay una parte importante que se escapa de mi zona de influencia).
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