Primer hábito: Ser proactivo.
La proactividad se refiere a que ante cada estímulo podemos decidir la respuesta. No somos esclavos de las acciones que sobre nosotros se efectúan, sino libres ejecutores de nuestra conducta.
Segundo hábito: Empiece con un fin en mente.
Nuestra conducta no debe ser regida por el capricho o el azar, sino que debemos tener unos objetivos precisos. Cada vez que tomamos una decisión debemos tener en cuenta si ésta nos aleja o acerca de nuestro objetivo.
Tercer hábito: Establezca primero lo primero.
Esta frase de Goethe lo expresa con total claridad: “Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos”. Consiste en establecer prioridades.
Cuarto hábito: Pensar en Ganar-Ganar.
Nuestras interacciones con otros seres humanos siempre deben ser de mutuo beneficio. No existe otra opción, aunque a corto plazo parezca que obtienes la ganancia inmediata, a largo plazo no es así. (Si yo gano y mi cliente pierde, pierdo al cliente).
Quinto hábito: Procure primero comprender y después ser comprendido.
Mira desde la perspectiva del otro. Ten empatía. Hablamos más que escuchamos y pensamos que las cosas sólo pueden ser como nosotros creemos.
Sexto hábito: La sinergia.
Algunos objetivos podremos conseguirlos solos, pero en multitud de ocasiones necesitaremos el trabajo en equipo.
Séptimo hábito: Afile la sierra.
Si un leñador se haya tan inmerso en su trabajo que sólo se dedica a talar árboles y no para afilar el hacha, al final, perderá tiempo y esfuerzo. Es decir, dedica tiempo a mejorar tus condiciones mentales y físicas mediante el ejercicio físico y el estudio.
Es perfecto
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